No me encantan tus ojos porque ya es mañana
sino porqué son oscuros y duros como la piedra.
No me dicen tus labios lo que dice el viento
porque de tus labios salen palabras y sangre.
No te doy oídos, callado, porque tienes espíritu
sino porque tu cuerpo ocupa un espacio perfecto.
No te quiero jamás de un modo abstracto
porque cuando sueño contigo tienes carne
y traes carne y sangre y piedra al sueño.
Tu tienes el olor que tienes, el paso que tienes,
el hálito que tienes y todo lo demás.
Y todo lo demás está cerrado.
Luis Gustavo Cardoso
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